¿Profes hipertecnologizados? | |||||
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Hoy, los jóvenes se preguntan cómo era la vida sin computadora, sin Internet, sin teléfono celular, sin correo electrónico, sin televisión a color, sin videojuegos, sin iPod, sin chat o sin la posibilidad de “investigar” con la ayuda de un buscador. La llegan, incluso, a considerar como aburrida y poco atractiva.
Las llamadas “nuevas tecnologías”, mejor conceptuadas como Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), han provocado una verdadera revolución en diversos órdenes de la vida social. Aunque debemos considerar que su impacto aún no llega a todos los seres humanos, por lo que podemos hablar de una nueva forma de exclusión. Sin embargo, estas líneas no tienen como propósito abordar este problema, sino de presentar una somera reflexión sobre el impacto de las TIC en la educación.
Con razón algún teórico calificó a las personas entre 40 y 60 años como “generación bisagra”, pues a ellas les tocó adaptarse rápidamente a la vorágine de la tecnología en las actividades productivas y, por tanto, en la educación. Así, el docente tradicional tuvo que transformar no sólo su práctica educativa, sino todo un conjunto de actividades, como el preparar las clases o la elaboración de materiales didácticos.
A su doble preparación, como especialista en alguna rama del saber y como docente, tuvo que agregar una tercera y empezar a dominar las herramientas tecnológicas, so pena de verse desplazado tanto en su espacio laboral como del mundo de las prácticas de sus jóvenes alumnos, ellos sí conocedores y usuarios de las herramientas tecnológicas.
Por otra parte, la introducción de las TIC ha provocado una brecha en lo que se refiere a la práctica del estudio. Atrás quedó la visita a las bibliotecas y a las hemerotecas, la búsqueda de las respuestas a las preguntas planteadas por los profesores como actividad complementaria del trabajo en el aula; atrás quedaron los trabajos mecanografiados o las exposiciones de los alumnos basadas en cartulinas o en hojas de rotafolio; atrás quedaron las libretas de apuntes.
Ahora los jóvenes resuelven sus dudas desde la comodidad de su recámara o de su cuarto de estudio. Los buscadores se han convertido en la llave del mundo académico que les abre de par en par, y en unos cuantos segundos, las puertas del conocimiento. Sin embargo, esta facilidad contrasta con una adecuada preparación basada en la lectura de sus hallazgos virtuales o en la calidad de las fuentes y la información encontrada e incluso en muchas ocasiones desconocen el contenido de sus textos, porque lo único que hicieron fue aplicar la técnica del copy-paste, situación bastante usual entre los estudiantes, sobre todo en los niveles de primaria y secundaria. Los jóvenes están dejando de indagar, investigar, preguntarse el porqué de las cosas, simplemente por estar acostumbrados a que una computadora haga todo por ellos.
Por otro lado, las presentaciones dejaron de hacerse en los materiales de antaño y ahora los soportes son programas que les posibilitan usar imágenes, fijas o móviles, color, tipografía diversa, música, etc. Aunque no siempre la información presentada sea cierta.
Sea como sea, el docente deberá entrar de lleno a esta nueva etapa hipertecnologizada, a fin de aprovechar las ventajas que estas herramientas le brindan para mejorar su hacer educativo y la relación humana que tiene con sus jóvenes alumnos. Los que sigan añorando los viejos tiempos y las prácticas educativas tradicionales están condenados a la desaparición. Ahora sí, como dicta aquella ley de la selva: “Adaptarse o morir”.
*Gracias a la colaboración de José Antonio Galván Pastrana, director de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Marista.
Link: http://tva.com.mx/detalle1197.html
1 comentario:
con justificada razon me atrevo a decir que tienes todas las palabras en el blog, es es un vicio el internet pero pues que mas se puede decir.. nos estamos adaptando :O.. de manera muy negativa
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