7 de marzo de 2011

El Arte de Ser Chapulín

Coleccionistas de Playeras
El Arte de Ser Chapulín
Política de la Ciencia Ficción

Por: Carlos Ambrosio Yáñez Guerrero


Feliz Día Internacional de la Mujer

"Momento, tengo algo que decirle,
a todos los que son hijos, todos los que son niños,
son hombres, a todos ustedes…

Es sobre las mujeres;
ellas no son solo objetos con curvas
que nos enloquecen,
no.

Son esposas, son hijas,
hermanas, abuelas,
tías, sobrinas y sobrinos...

Bueno, sobrinos no."
Homero Simpson


El chapulín (del náhuatl chapōlin, de chapā (nia) rebotar y ōlli hule, “insecto que brinca como pelota de hule”), es el nombre de algunos insectos ortópteros nativos de México y Estados Unidos.

El término chapulín dentro del contexto de la política mexicana en sus ámbitos nacionales como locales, es aquel individuo que se mueve de un instituto político y así sucesivamente. Dicha conducta obedece al campo de oportunidad y oferta de posiciones en el partido gobernante o en los partidos de oposición al abrirse paso dentro de los cargos de representación popular y dentro de la administración pública.

La migración de militantes de un partido político a otro, es un fenómeno natural y más apreciable dentro de los procesos electorales, ya sea por pugnas internas en las posiciones de poder, por los cargos de elección popular, y en muy pocos casos, de los que llamaremos extraños, por cuestiones ideológicas.

Se dan en todas direcciones y partidos, ejemplo de ellos son muchos personajes de la política nacional que hoy ocupan los acaparadores como Marcelo Ebrad del PVEM (Partido Verde Ecologista de México) pasa al PRD (Partido de la Revolución Democrática), Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador (AMLO) pasan del PRI (Partido Revolucionario Institucional) al PRD,

La crítica se vuelve al actor político que brinca de un partido a otro y a otro, durante pocos periodos de tiempo, en cada uno de ellos buscando un cargo de elección popular o dentro de la administración pública.

O usted amigo lector, confiaría en una persona que no tiene una afinidad ideológica, que le da lo mismo ser en la mañana PRDista, a medio día PRIista y en la noche PANista.

A través de las diversas Legislaturas, se ha mencionado la promulgación de una Ley Anti-Chapulín, refiriéndose solamente a los representantes populares que solicitan licencia de un cargo de elección popular para competir por otro cargo de elección popular, sin cumplir el periodo por el que fueron electos, iniciativa que solo se queda en comentarios.

Una Ley Anti-Chapulines, no solamente debe de observar el cumplimento de las obligaciones contraídas aquellos que para los diversos cargos, mientras la legislación electoral tanto federal como local, no abran las candidaturas a ciudadanos independientes, los partidos políticos son el mecanismo idóneo para acceder a dicha representación.

Cuando un ciudadano emite un sufragio, un voto razonado; no lo debería de hacer por el personaje en cuestión, pero debido al descredito que gozan las agrupaciones políticas, muchas catalogadas como franquicias o agencia de colocaciones, muchos caen en ese sentido: por el candidato. Más en el instituto político, recae el pensamiento ideológico, y el proyecto de estado, por el cual deben de ser enfocados los trabajos, por lo consiguiente hablamos de una simbiosis entre Partido-Candidato, entre lo ideológico y lo axiológico.

Hasta que no surja dicha reforma de la candidatura ciudadana, el Código Electoral debe contemplar que los cargos de elección popular, el funcionario al renunciar al Partido Político que le postulo, renuncia en automático al cargo por el cual fue electo, asimismo velar por el cumplimiento de las funciones a través del referéndum al servidor público; erradicando el trapecismo político de cargos y partidos en el poder.

Hasta que los partidos políticos no retomen su papel como vinculo entre la sociedad y el gobierno; tendremos representantes populares oportunistas, veremos a hombres y mujeres que su closet guardan playeras de ocasión de tintes políticos.

Dejemos de ser ciudadanos de ciencia ficción, conozcamos a cada representante, el partido que lo postulo y su referencia ideológica. Exijamos rendición de cuentas de su función, prémiemelos con bronce y castiguémosle con el olvido, según sea el caso.

Mientras no generemos un cambio, seguiremos escuchando de estos Chapulines Políticos, aquella frase que acuño aquel cómico mexicano bajo el seudónimo de Chespirito que cita así: "¡No contaban con mi astucia!"...




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